sábado, 27 de agosto de 2011

Música Clásica y Música Electrónica: una reflexión

Muchos de mis amigos se han preguntado alguna vez cómo puedo compaginar el hecho de que me guste la música clásica y al mismo tiempo la electrónica. Hay que decir, antes de meterme en reflexiones de más calado, que no es el mejor momento para hablar con total objetividad de ésta última, debido al incipiente dolor de cabeza que he sufrido a lo largo del día (es broma). Habitualmente la gente suele contraponer ambos tipos de música como antitéticos: la música clásica sería la expresión más sofisticada y abstracta de la creación musical, mientras que la electrónica queda relegada a un producto de escaso - cuando no nulo - valor cultural destinada al consumo por parte de descerebrados, canis y fiesteros.

Es complicado librarse de los prejuicios, y la verdad es que los especiales de "callejeros fiesteros" o los programas del tipo "21 días de fiesta" no contribuyen a alejarnos la imagen de un montón de gente metida y alcoholizada bailando como monos al ritmo de música electrónica. Es igualmente cierta la asociación, tácita o explícita, entre un ambiente más "intelectual" y la música clásica - digo lo de intelectual entre comillas porque también observo a las personas que van a los conciertos... Al margen de todo esto yo creo que, si bien no toda la música electrónica que se escucha es buena, sí que hay un cierto paralelismo entre este tipo de música y la música clásica.

Es claro que hay muchos tipos de música electrónica, y en éste artículo me referiré sólo a la que he escuchado con más frecuencia y considero más cercana a mi tesis. Sin ánimo de menospreciar, considero una basura la música electrónica destinada al consumo de masas como podría ser el dance que se pincha hasta el vómito en las discotecas, pero esta opinión es análoga a la de muchos otros melómanos que ven cómo cada estilo de música que les gusta se ve corrompido por las sacrosantas y despreciables "leyes" del mercado musical y el consumo de masas. Tampoco quiero referirme a la música electrónica que se ha venido radicalizando en la anterior década con experimentos cada vez más patológicos. Me refiero por ejemplo al Speedcore o al Gabber, que sin tanta complicación tecnológica podrían ser emulados por el motor de una avioneta de la primera guerra mundial petardeando.

Para no andarme por las ramas, la música a la que voy a referirme sería un Progressive, Techno o Trance del estilo de las pequeñas discotecas de finales de los noventa, con producción propia de los Dj's (no vale copiar y pegar canciones una tras otra). Un tipo de música de velocidad media, con moderado uso de los bajos y preferiblemente sin "acompañamiento" vocal - ya sabéis, esas desesperantes intervenciones a tono pitufo. Lo primero que me llama la atención es el hecho de que sea el propio Dj quien compone este tipo de temas. Lo hace para lucirse en la sesión donde pincha, pero en general se mantiene en su cubil sin ser visto por la gente de la discoteca. Esta última peculiaridad ha ido cambiando estos años, con el horroroso culto a la personalidad que han desarrollado Dj's como Tiesto o Scooter, y que ya mostraba hace tiempo el bueno de Gigi D'Agostino. Me hace algo de gracia comparar la imagen de un Dj componiendo sus temas en casa con la de un compositor de música clásica haciendo lo mismo. Ambos tienen que llenar varias líneas que podríamos llamar melódicas. Ambos elaboran un motivo principal, transformándolo y repitiéndolo - el Dj hace esto último hasta la saciedad, bien es verdad. Tanto uno como otro dan un importante peso a la armonía y al ritmo aunque lo hagan de maneras diferentes: el compositor establece la velocidad cambiante e interpone los silencios; el Dj impone los bajos y la base rítmica, aumentando y disminuyendo la velocidad y la intensidad en función del efecto deseado. A fin de cuentas, es evidente que ambos están manipulando música de una cierta complejidad - no niego que sea mayor la de la música clásica.

Para finalizar, creo que sería injusto negar a los Dj's que se toman en serio su afición o trabajo una espiritualidad musical de la que todos los verdaderos creadores de música participan, en mayor o menor medida. Al contrario de lo que se pueda pensar, los aficionados al Techno sienten un gran interés por la música en sí misma, por la esencia musical. Algo de eso hay, cuando los temas que se escuchan normalmente están compuestos por sonidos que podría decirse están "deconstruidos" y ensamblados entre sí, con esa artificialidad que caracteriza a esta música y que es la fuente de muchas de sus críticas.

Hace un tiempo solía escuchar música techno e incluso llegué a poner algo de hardcore - debía de estar realmente motivado para hacerlo. Ahora mismo parece que la música clásica se ha impuesto definitivamente, visto el pobre panorama actual y debido al cansancio que termina creando indefectiblemente este tipo de música, por ser excesivamente repetitiva y muy restringida en cuanto a sus posibilidades. No en vano la música clásica lleva siglos superándose a sí misma continuamente y sorprendiendo al público. A lo mejor es que me hago mayor para ciertas cosas porque, por dar un ejemplo, yo antes me leía todos los tochos de la dragonlance y ahora no puedo con dos seguidos... No pretendo inaugurar una escuela de crítica musical, y confío en que no aparezcan blogueros que digan cosas como que "los Beatles son como un cuarteto de cuerda con acompañamiento vocálico" o que "Elton John es el compositor de Lieder de nuestros días". Al fin y al cabo todo esto se queda en lo que el título dice, una reflexión.


1 comentario:

  1. Respetas demasiado la música electrónica. Un compositor antes con una idea llenaba 4 compases, en cambio ahora un DJ, con una idea puede llenar un disco entero entre la repetición en la misma canción y las variaciones de soniditos en las mismas.

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